Nueva experiencia estival

Relato de ficción enmarcado a principios del siglo XXI sobre las experiencias de un sexagenario discapacitado en un mundo cada vez más excluyente.

La cocina de principios de siglo era pequeña, de carbón y estaba destinada a un espacio multiusos.

En esta ocasión intentaré relatar sin demasiados detalles una pequeña historia que no hace mucho me contaron con motivo de una estampida en época estival, que se produce en un conocido centro para la rehabilitación de personas disminuidas psíquicas y motrices que existe en la región de La Rioja, España

Pequeño comentario:

Pisos compartidos por habitaciones son una versión evolucionada de los antiguos conventillos del siglo XIX, donde rara vez aceptan familias y /o parejas.

Esta tendencia, cada vez más fuerte en nuestro incipiente siglo surgió de la mano de la necesidad de una generación de jóvenes estudiantes que necesitaba expandir su acotada vida sociocultural para aprender a convivir con iguales de diferentes estratos, culturas y realidades. Con el tiempo se extendió a generaciones mayores, transformándose en un negocio interesante para algunos “visionarios”. Estas personas mayores empujadas por la soledad, falta de afectos familiares, disminución de su patrimonio, poder adquisitivo irrisorio, sesión, o despojo de su vivienda habitual, cierto tipo de minusvalías y sin dejar de lado, los precios exorbitantes (rondando los 2.000,00 Euros mensuales) en lo que hoy llaman residencia para ancianos (ex asilos de ancianos), lugar donde esta gente habitualmente espera tristemente el final de sus vidas. Existe una larga lista más de motivos por los cuales esta gente tiene que recurrir a este sistema, per no voy a enumerar más motivos para no entrar en posibles disputas y comentarios sin sentido.

La historia comienza a principios de la segunda década del siglo XXI (año 2022) donde un sexagenario con cierto grado de discapacidad motriz se vio obligado buscar un refugio en época estival en un piso compartido por habitaciones. Experiencia que no hizo más que reafirmar Su deseo de vivir con gente querida, o en su defecto, solo, esto último prácticamente inviable por motivo de sus escuetos ingresos mensuales y porque las entidades financieras no dan créditos a este tipo de gente, como tampoco los gobiernos se juegan el tipo per persona que bajo su criterio ya están descartadas laboralmente y no serían más que cargas para los erarios públicos, en fin, a todos los efectos de la noche a la mañana pasan de ser de productivos y necesarios a ser un estigma para todo Cristo.

En verdad esta persona, por falta de tiempo no pudo hacer caso a una recomendación que recibió sobre no vivir en lugares como este, si los dueños de la propiedad, eran también (supuestamente) unos inquilinos más, ya que siempre impondrían su dinámica y gustos, generando así roces varios con sus alquilados, al punto de cruzar amenazas de desalojo, o no renovación de las habitaciones, zonas comunes clausuradas de repente, he incrementos por insumos jamás utilizados, caprichos por consumos ficticios, persecuciones cuando salían al pasillo, la cocina, o el baño, entre otras.

Lo cierto fue que, esta persona me comentó que era más sencillo vivir con gente más joven que con personajes cercanos a la vejez, o dentro de ella. Cosa lógica ya que estos personajes ya tienen una trayectoria repleta de vagos aciertos y frustraciones muy marcadas, que los llevaron a tener que resignarse a replegarse en sitios como estos.

En varias ocasiones a mi interlocutor le insistí que debía de haber algo de positivo en esta experiencia, que no todo hubiese sido tan desastroso y me respondió que lo único , en caso de considerarlo, fue   que no  tuvo querendirle cuentas ni pleitesía a ninguna autoridad de entidad alguna, ni se sintió tratado  como un niño , o adolescente, que es lo que habitualmente sucede en este tipo de centros, o asilos donde pasó sus últimos años, por culpa de sus minusvalías.

Pido disculpas a mis lectores por no haber hecho un relato más dinámico, pero este tema en mi caso no da para mucho, ya que no me relataron hechos risueños, como para poner alguna nota de color, o escribir algo más alegre y menos tedioso.

Por si les interesa dejo un enlace para que lean uno de los tantos relatos periodísticos que se han escrito con respecto al fenómeno de los alquileres de pisos por habitación a gente mayor.

https://cronicaglobal.elespanol.com/

Me despido sin más que decirles, hasta un nuevo escrito.

Esperando que sea mucho más ameno y menos crítico que el último. Gracias por vuestra habitual paciencia.

 

El baño pasa de formar parte del núcleo húmedo de la casa a convertirse en un espacio iluminado.